Un banco.

Si, ese va a ser el tema de hoy, un banco. Pensadlo, algo tan simple como un banco, que tiene un uso exclusivo como el de sentarse va a ser el tema de hoy. Cualquier banco, en cualquier parte, en lugares inospitos, en pueblos pequeños, en ciudades enormes, en bosques, en la costa etc. tienen un uso mucho más valioso que el de sentarse. Ahí se crean conversaciones, se crean historias, libros, obras de arte…

Nadie los tiene en cuenta, nadie los aprecia como deberían, cada vez que te sientas en estos, puede que te estes sentando donde hace quince minutos se han sentado dos Tortolitos enamorados, o dos personas gritandose, o un grupo de amigos hablando de fútbol o de chicas. Ellos han sido parte de la historia de ese banco y tu también lo eres desde el momento que te apoyas en el.

En él ves el tiempo pasar, en él ves la gente vivir, en él lo puedes ver todo. Puedes reflexionar sobre tus problemas, sobre tus pensamientos o también puedes no pensar en nada, sentarte en un banco para dejar la mente en blanco, para irte a una realidad paralela, donde sólo estáis tú y el banco.

Lo suelo hacer, pasar un gran tiempo sentado mirando, escribiendo, pensando, reflexionando, analizando. Me relaja mucho y me ayuda a aclarar mis dudas. Dudas normales, como las de cualquier adolescente.

Me gustaría añadir una anécdota. Un día cualquiera entre semana, mientras escribía una de mis entradas habituales, vi una pareja pasear, me quede un gran rato observandoles con disimulo con el miedo de que me vieran cotillear, llevaban un perro atado con la correa, lo soltaron en el verde que había a nuestra izquierda en cuanto llegaron para que el perro hiciera sus necesidades y jugara con la pareja a la pelota. A ellos se les veia entusiasmados, no tanto como al perro que corría de un lado hacia el otro buscando la pelota. Desde entonces, desde que vi con mis propios ojos la imagen de la felicidad, una vez a la semana voy a ese banco, al mismo lugar donde la pareja suele ir para volver a verlos. Si, me ilusiona, me gusta, me alegra ver a la gente feliz. Y seguramente a la mayoría de vosotros -por no decir a todos- os pasa lo mismo, asíque os animo a que lo hagáis, a que busquéis la felicidad de otros sentados en un banco.

Porque un banco no es solo un objeto para sentarse, es un lugar donde puedes pasar mucho tiempo buscando la felicidad en otros o en tu interior. Buscate a ti mismo y busca ese banco en el que puedas pensar y reflexionar.

Feliz semana a todos.